martes, 9 de mayo de 2017

Andanzas Castellanas, por nuestra Sierra hace 100 años.

Invitación a la presentación del libro.

El pasado 18 de abril, dentro de las actividades que la Sociedad de Amigos organiza casi todos los martes del año, se presentó en el Salón de Actos del Museo Nacional de Ciencias Naturales la reedición del libro "Andanzas Castellanas, Ávila, Segovia, Madrid" de Juan Almela Meliá. 
Gracias a mi buen amigo Antonio Guillén supe que se había realizado un facsímil de este librito, publicado en 1918, que además incluía una magnífica reseña sobre la biografía de su autor, escrita por Luis Arias González, Doctor en Historia y profesor jubilado de Enseñanza Secundaria, y Francisco de Luis Martín, Catedrático de la Universidad de Salamanca. 
Estos dos autores han sido los que han impulsado que la editorial MAXTOR, de la que ya hemos puesto otras reseñas en este blog, haya sacado a la luz esta verdadera joya editorial en lo que a la Sierra de Guadarrama y la historia de la España de principios del siglo XX se refiere. Poderlo presentar en el Museo ha sido todo un honor y una gran satisfacción.
Momento de la presentación del libro en el Museo. En primer plano Jesús Dorda, ejerciendo de anfitrión y al fondo los verdaderos protagonistas de la velada, Luis Arias, en el centro, y Francisco de Luis a la derecha.

"Andanzas Castellanas" incluye recorridos por la Sierra de Guadarrama con una extensión hacia Ávila. Su autor nos relata las excursiones que realiza, la mayor parte de las veces andando, pero también en una de las primeras bicicletas que se vieron en España. Nos muestra fotografías del momento, pues, como se comentó en la presentación, Juan A. Meliá (Valencia 1882- México DF 1970) fue un pionero en muchos aspectos. Es patente en el libro que lo fue en la fotografía de los paisajes de la Sierra, tanto como del ciclismo y también en la valoración de la propia Sierra en los albores del "guadarramismo". A continuación copio las primeras páginas del libro original, a modo de presentación:



El índice de contenidos y fotografías...

Me resulta muy simpática y cotidiana, y por eso la incluyo aquí, una escena que relata en uno de los capítulos en la que Juan espera a sus compañeros de excursión en la estación y termina diciendo: 
"... éramos casi media docena y, sin embargo, a la hora de partir el tren nos encontramos solamente dos, los de siempre, los fieles de la montaña, compañeros constantes de andanzas y ascensiones: Bernaldo de Quiros y yo."

Bernaldo de Quirós, fue uno de los pioneros del excursionismo en la Sierra de Guadarrama y uno de sus más fieles compañeros, ciclista como él, así como José Tinoco, con quien vivió una auténtica aventura en la Pedriza, y Enrique de la Vega, su guía de lujo para conocer el Monasterio del Paular. Enrique ya había fallecido, en plena juventud, cuando se publicó el libro y a él le dedica emocionado ese capítulo. Los tres son sus acompañantes en las excursiones que se describen. Y con ellos y otros ocho más, formaron "los doce amigos de Peñalara" que luego pasó a ser el Club de Alpinismo Peñalara. 

Leyendo muchos otros fragmentos del libro, los que tanto hemos caminado por la Sierra de Guadarrama, no podemos evitar sentirnos emocionados. Por una parte al ver cómo ha cambiado nuestra sierra, sus gentes y la forma de acceder a sus rincones más queridos y por otro por la similitud en los sentimientos que nos sigue produciendo. También, como no, al constatar que hace cien años había "alpinistas" que accedían a la montaña sin un verdadero amor por ella.
No faltan en el libro y biografía referencias a la Estación Alpina El Ventorrillo:
"Allí está también el Museo de Biología alpina de la Real Sociedad de Historia Natural. En el llamado Ventorrillo, casa del peón caminero, pueden hallar comida, lecho, vino y cerveza los excursionistas no afiliados a ningún Club."
Así como a personas ligadas a la Institución Libre de Enseñanza y Giner de los Ríos.
Hasta los anuncios de "ropa sport" de las últimas páginas, que originalmente ayudaron a financiar su publicación, nos resultan hoy entrañables.



Impresionante ha sido la labor de recopilación biográfica que han realizado Luis Arias y Francisco de Luis para descubrirnos la historia del autor del libro, un personaje singular, hijastro de Pablo Iglesias, autodidacta y culto, que se codeó con algunas de las personas más importantes de la cultura y política de la época. Si añadimos una ajetreada vida familiar y sentimental y una variada sucesión de profesiones y aficiones a lo largo de su vida (tipógrafo, traductor, escritor, autor de obras de teatro, encuadernador-restaurador de libros y documentos...) tenemos, como dijo Luis Arias, una interesante historia digna del guión de una serie de televisión. Curiosamente su faceta de montañero, objeto de este libro, queda casi oculta en su biografía, quien sabe si por no considerarlo importante o porque pasó a ser una afición de la burguesía. De hecho, hace una crítica a cierto tipo de excursionistas "...que se limitan a zascandilear en torno de los chalets con el único fin de lucir trajes nuevos, insignias de sus Sociedades, mochilas con cacharros de aluminio tan costosos como innecesarios..."


Podría desgranar más ingredientes de esta obra de Juan A. Meliá y del excelente prólogo que sus autores denominan "Estudio Preliminar", pero creo que es mejor recomendar encarecidamente su lectura, estoy seguro de que a nadie, amante de la Sierra, le va a defraudar, menos aún con lo económico de su precio. Ahora solo nos queda que se consiga reeditar alguna más de sus obras.
Añadiré no obstante que por lo que Juan Almela Meliá es conocido en el mundo editorial es por el trabajo y las publicaciones realizadas junto a su última esposa, Emilia Castell, ya en México. Fundamentalmente se trata de dos obras que aún hoy siguen siendo una referencia obligada para los profesionales de la impresión y restauración: Manual de conservación de libros, estampas y manuscritos (México, 1949) e Higiene y terapéutica del libro (México, 1956 y reimpreso en 1976).

Las personas que adquirieron el libro "Andanzas Castellanas" el día de su presentación pudieron llevarlo firmado por los autores del prólogo. Ahora se puede encontrar en numerosas librerías y, por supuesto, en la del Museo Nacional de Ciencias Naturales.

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